Reflexiones acerca de la función de lo estético en la sociedad moderna.
Dr. Xavier Armengou
Cirujano estético, Madrid, España
Creo que es interesante hacer alguna reflexión acerca de cómo está evolucionando nuestra sociedad, sus valores respecto a la belleza y aspectos éticos de la profesión médica.
El hombre es un ser principalmente social, y por ello las relaciones interpersonales son imprescindibles para un equilibrio psico-social y para la salud y bienestar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace hincapié sobre aspectos “psicológicos” del bienestar y la salud, por ello no hemos de dejar en segundo plano los beneficios derivados de este bienestar en la función de la estética de la medicina.
Fue un filósofo y pensador alemán en 1750, Alexander Baumgarten (Berlin 1717 – Franckfort 1762) el primero en acuñar el término estética [aisthesis = sensación ], la definía como la rama del conocimiento que estudia la belleza, el arte y la creación artística, siendo la figura humana la máxima representación de la Creación. El filósofo escribió un libro llamado Aesthetica donde analizaba el valor de lo bello como parte del conocimiento sensible, o como la concepción subjetiva resultante de la observación mas allá de la propiedad objetiva de las cosas. Fue más tarde, Kant quien defendió el estatus propio de la estética a la par que la ética, lógica o razón pura (1790).
Por otro lado según la ontología tradicional de Platón, la belleza es una propiedad objetiva del ente, en cuanto es visto como algo “perfecto”.
Aristóteles definía lo bello por algo armonioso, proporcionado o medido. Para el filosofo “lo mesurado es el principal criterio del ideal estético”. Hemos de recordar como muchos siglos después, el Renacimiento hizo gala de los cánones de armonía y belleza en todas sus manifestaciones artísticas (arquitectónica, escultórica, decorativa).
El cirujano estético, tiene por tanto que tener sensibilidad o gusto por lo bello, basándose en conocimientos de armonía y equilibrio, pero sin olvidarse de que no es un artista, si no que se diferencia de éste en la función básica del médico que es la de dar ayuda.
Efectivamente el juramento Hipocrático ( siglo V aC.) de contenido ético propugnaba “primum non nocere”, no dañar y hacer el bien, entendiéndose por el bien, la felicidad y bienestar. Ahí nos damos cuenta que en el ejercicio de la medicina debe primar hacer el bien, la honestidad y recomendar una acción médica u otra en función del mayor beneficio para el paciente. Cuando la medicina está en manos de empresarios, cuyos principios no corresponden con la ética, entonces los resultados pueden ser decepcionantes.
Es por ello que el cirujano ayuda a corregir detalles anatómicos (normales, cuando hablamos de estética; anormales, cuando hablamos de función reconstructiva o reparadora) para satisfacer las necesidades humanas. Las causas de los defectos pueden ser varias, desde una motivación personal o psicológica, muchas veces influenciada por la sociedad de consumo, malformación congénita, malformación o defecto adquirido (accidente, cirugía), desviación del ideal de belleza, asociado al envejecimiento biológico.
2000 años antes de nuestra era ya se escribió el código de Hammurabi donde se describían las normas de la sociedad babilónica, con detalles como honorarios médicos o la responsabilidad del profesional con sus pacientes.
Gasparo Tagliacozzi en 1597, fue uno de los pioneros de la cirugía plástica y publico el método para la reconstrucción de la nariz y de la cara tomando como tejidos el brazo del paciente, preocupándole no sólo los aspectos físicos sino la incorporación de sus pacientes en la integración de la sociedad.
Con la Primera Guerra Mundial y hasta los años 70, fue cuando la cirugía plástica y estética tuvieron su gran auge, puesto que tenia los retos de las reconstrucciones de las desgracias humanas de los conflictos bélicos (amputaciones, grandes quemados, colgajos musculo-tendinosos, microcirugía de miembros, etc.) así como el auge de la moda y la industria del cine que popularizó los grandes eventos quirúrgicos (rinoplastias, mamoplastias de aumento, cirugía del contorno corporal, liftings de rejuvenecimiento, etc.). Es entonces cuando se empieza a acuñar el término de Cirugía Plástica, del griego plastiké, que significa apto para ser modelado, que abarca tanto la parte reconstructiva como la parte estética.
Hasta los años 70, la manera de eliminar la grasa localizada del abdomen o muslos era la “lipectomia con pinzado en bloque” dejando cicatrices importantes. Fue el cirujano Howard Kelly por el año 1889 quien empezara la cirugía del contorno corporal. El Dr. Ivo Pitanguy también buscó alternativas al método tradicional mediante la cirugía subcutánea mediante la cucharilla uterina. Técnica ésta que provocó en Francia la primera complicación severa por la reducción de las pantorrillas de una bailarina, que terminó con la amputación de un miembro.
Fue gracias a las aportaciones del Dr. Y-G Illouz, 1977, y de otros como Ficher y Fournier, que la moderna liposucción mediante cánulas por aspiración se popularizó y estandarizó la técnica en todo el mundo.
Actualmente, la liposucción ha mejorado aun mas sus resultados, haciéndose más selectiva, menos traumática, mas adaptada a los cánones actuales de silueta y belleza.
Es por tanto un reto para el cirujano, estar al día de todas las técnicas y seleccionar la más apropiada para cada exigencia y caso.
La ética profesional impone la toma de decisiones por parte del profesional no solo para atenuar los defectos corporales, sino a fin de alzar la autoestima y restablecer las relaciones armónicas con el entorno, a fin de mejorar el nivel de felicidad y bienestar.
Es por ello, que la práctica de la cirugía estética, como en otras disciplinas médicas, es una actividad de medio y no de resultado, pues no siempre se pueden obtener los resultados “ideales” deseables, aunque en la inmensa mayoría los resultados se acercan al objetivo, que es en algunos casos llegar a la normalidad o en otros parecer estéticamente aceptable.
La sociedad moderna, a través de sus múltiples medios basados en la imagen (publicidad, televisión, cine..) difunde continuamente la imagen del hombre o la mujer de ideales casi perfectos, con el fin de vender sus productos como la moda, el diseño, la perfumería, el maquillaje, etc. Es por ello que el profesional debe mantener sus principios profesionales y su ética para saber establecer cuando el paciente está en plenas facultades de decisión y no alienado por los cánones impuestos de belleza y estética.
La reivindicación de una buena praxis y el avance de nuevas técnicas en la cirugía y la medicina harán que esta disciplina siga siendo una práctica que aporte satisfacciones crecientes a los pacientes, y como no también a los profesionales.
La cirugía estética actualmente nos permite manipular un cuerpo o rostro sin casi límites, pero ¿es capaz de hacer hermosa una persona? Creo que una buena respuesta la da el Dr. Ali Al-Numairy, de Dubai en el libro “Cirugía Estética” de Ed. Angelika Taschen, que aboga por un concepto de la belleza como la suma del atractivo físico y de la capacidad intelectual creando un “tapiz erótico de espiritualidad sobre un cuerpo y una mente armónicos”.
Referencias
Piquero J, Piquero V. Ética en la estética y cosmética.
Amparo MC. Por qué la Bioética Hoy.
Abbagano N. Historia de la filosofía. Ed. C. Sociales.
Historia de la cirugía plástica en: Coiffman F, ed. Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética
Kyrenia Sánchez Rodríguez, La Habana, Cuba
Reflexiones acerca de la función de lo estético en la sociedad moderna.
Dr. Xavier Armengou
Cirujano estético, Madrid, España
Creo que es interesante hacer alguna reflexión acerca de cómo está evolucionando nuestra sociedad, sus valores respecto a la belleza y aspectos éticos de la profesión médica.
El hombre es un ser principalmente social, y por ello las relaciones interpersonales son imprescindibles para un equilibrio psico-social y para la salud y bienestar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace hincapié sobre aspectos “psicológicos” del bienestar y la salud, por ello no hemos de dejar en segundo plano los beneficios derivados de este bienestar en la función de la estética de la medicina.
Fue un filósofo y pensador alemán en 1750, Alexander Baumgarten (Berlin 1717 – Franckfort 1762) el primero en acuñar el término estética [aisthesis = sensación ], la definía como la rama del conocimiento que estudia la belleza, el arte y la creación artística, siendo la figura humana la máxima representación de la Creación. El filósofo escribió un libro llamado Aesthetica donde analizaba el valor de lo bello como parte del conocimiento sensible, o como la concepción subjetiva resultante de la observación mas allá de la propiedad objetiva de las cosas. Fue más tarde, Kant quien defendió el estatus propio de la estética a la par que la ética, lógica o razón pura (1790).
Por otro lado según la ontología tradicional de Platón, la belleza es una propiedad objetiva del ente, en cuanto es visto como algo “perfecto”.
Aristóteles definía lo bello por algo armonioso, proporcionado o medido. Para el filosofo “lo mesurado es el principal criterio del ideal estético”. Hemos de recordar como muchos siglos después, el Renacimiento hizo gala de los cánones de armonía y belleza en todas sus manifestaciones artísticas (arquitectónica, escultórica, decorativa).
El cirujano estético, tiene por tanto que tener sensibilidad o gusto por lo bello, basándose en conocimientos de armonía y equilibrio, pero sin olvidarse de que no es un artista, si no que se diferencia de éste en la función básica del médico que es la de dar ayuda.
Efectivamente el juramento Hipocrático ( siglo V aC.) de contenido ético propugnaba “primum non nocere”, no dañar y hacer el bien, entendiéndose por el bien, la felicidad y bienestar. Ahí nos damos cuenta que en el ejercicio de la medicina debe primar hacer el bien, la honestidad y recomendar una acción médica u otra en función del mayor beneficio para el paciente. Cuando la medicina está en manos de empresarios, cuyos principios no corresponden con la ética, entonces los resultados pueden ser decepcionantes.
Es por ello que el cirujano ayuda a corregir detalles anatómicos (normales, cuando hablamos de estética; anormales, cuando hablamos de función reconstructiva o reparadora) para satisfacer las necesidades humanas. Las causas de los defectos pueden ser varias, desde una motivación personal o psicológica, muchas veces influenciada por la sociedad de consumo, malformación congénita, malformación o defecto adquirido (accidente, cirugía), desviación del ideal de belleza, asociado al envejecimiento biológico.
2000 años antes de nuestra era ya se escribió el código de Hammurabi donde se describían las normas de la sociedad babilónica, con detalles como honorarios médicos o la responsabilidad del profesional con sus pacientes.
Gasparo Tagliacozzi en 1597, fue uno de los pioneros de la cirugía plástica y publico el método para la reconstrucción de la nariz y de la cara tomando como tejidos el brazo del paciente, preocupándole no sólo los aspectos físicos sino la incorporación de sus pacientes en la integración de la sociedad.
Con la Primera Guerra Mundial y hasta los años 70, fue cuando la cirugía plástica y estética tuvieron su gran auge, puesto que tenia los retos de las reconstrucciones de las desgracias humanas de los conflictos bélicos (amputaciones, grandes quemados, colgajos musculo-tendinosos, microcirugía de miembros, etc.) así como el auge de la moda y la industria del cine que popularizó los grandes eventos quirúrgicos (rinoplastias, mamoplastias de aumento, cirugía del contorno corporal, liftings de rejuvenecimiento, etc.). Es entonces cuando se empieza a acuñar el término de Cirugía Plástica, del griego plastiké, que significa apto para ser modelado, que abarca tanto la parte reconstructiva como la parte estética.
Hasta los años 70, la manera de eliminar la grasa localizada del abdomen o muslos era la “lipectomia con pinzado en bloque” dejando cicatrices importantes. Fue el cirujano Howard Kelly por el año 1889 quien empezara la cirugía del contorno corporal. El Dr. Ivo Pitanguy también buscó alternativas al método tradicional mediante la cirugía subcutánea mediante la cucharilla uterina. Técnica ésta que provocó en Francia la primera complicación severa por la reducción de las pantorrillas de una bailarina, que terminó con la amputación de un miembro.
Fue gracias a las aportaciones del Dr. Y-G Illouz, 1977, y de otros como Ficher y Fournier, que la moderna liposucción mediante cánulas por aspiración se popularizó y estandarizó la técnica en todo el mundo.
Actualmente, la liposucción ha mejorado aun mas sus resultados, haciéndose más selectiva, menos traumática, mas adaptada a los cánones actuales de silueta y belleza.
Es por tanto un reto para el cirujano, estar al día de todas las técnicas y seleccionar la más apropiada para cada exigencia y caso.
La ética profesional impone la toma de decisiones por parte del profesional no solo para atenuar los defectos corporales, sino a fin de alzar la autoestima y restablecer las relaciones armónicas con el entorno, a fin de mejorar el nivel de felicidad y bienestar.
Es por ello, que la práctica de la cirugía estética, como en otras disciplinas médicas, es una actividad de medio y no de resultado, pues no siempre se pueden obtener los resultados “ideales” deseables, aunque en la inmensa mayoría los resultados se acercan al objetivo, que es en algunos casos llegar a la normalidad o en otros parecer estéticamente aceptable.
La sociedad moderna, a través de sus múltiples medios basados en la imagen (publicidad, televisión, cine..) difunde continuamente la imagen del hombre o la mujer de ideales casi perfectos, con el fin de vender sus productos como la moda, el diseño, la perfumería, el maquillaje, etc. Es por ello que el profesional debe mantener sus principios profesionales y su ética para saber establecer cuando el paciente está en plenas facultades de decisión y no alienado por los cánones impuestos de belleza y estética.
La reivindicación de una buena praxis y el avance de nuevas técnicas en la cirugía y la medicina harán que esta disciplina siga siendo una práctica que aporte satisfacciones crecientes a los pacientes, y como no también a los profesionales.
La cirugía estética actualmente nos permite manipular un cuerpo o rostro sin casi límites, pero ¿es capaz de hacer hermosa una persona? Creo que una buena respuesta la da el Dr. Ali Al-Numairy, de Dubai en el libro “Cirugía Estética” de Ed. Angelika Taschen, que aboga por un concepto de la belleza como la suma del atractivo físico y de la capacidad intelectual creando un “tapiz erótico de espiritualidad sobre un cuerpo y una mente armónicos”.
Referencias
Piquero J, Piquero V. Ética en la estética y cosmética.
Amparo MC. Por qué la Bioética Hoy.
Abbagano N. Historia de la filosofía. Ed. C. Sociales.
Historia de la cirugía plástica en: Coiffman F, ed. Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética
Kyrenia Sánchez Rodríguez, La Habana, Cuba